Sobre L. Volpi, Easo, intérpretes - Audición - Miguel Los Santos Uhide - Mis cosas

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Sobre L. Volpi, Easo, intérpretes - Audición

Música y músicos > Intérpretes, compositores, otros > Eslava, Hilarión y el Miserere de Sevilla

Sobre el «MISERERE»  DE SEVILLA
y alguna anécdota interesante con el tenor Giacomo Lauri Volpi.

Por Miguel Los Santos Uhide (a partir de una nota de Lauri Volpi)  

(Al final del artículo, se tiene acceso a la audición de la obra completa en la grabación que se indica)
         El interés por este tema lo despierta el artículo  titulado Un «Miserere en Sevilla», publicado  en el ABC, el 22 abril 1967, y publicado en el libro «Giacomo Lauri- Volpi, Historia de una amistad», de Jaime Álvarez Buylla Menéndez.

UN «MISERERE»  EN SEVILLA
         Hace escasamente dos años —el 16 de abril de 1965— «L’Osservatore Romano» publicaba con gran relieve un artículo mío titulado «El Viernes Santo en Sevilla». Esta evocación dio lugar, sin duda, a que durante la Semana Santa de 1996 se retransmitiera un disco, de cuya existencia nadie sabía, del «Miserere» de Eslava cantado por mí el cuatro de abril de 1944. La noticia me llegó a Roma a través de un amigo valenciano que deseaba saber al mismo tiempo la razón por la cual yo había cantado en la Catedral sevillana el famosísimo y tradicional «Miserere». Y sucedió que, con motivo de mis actuaciones de «Tosca», «Manón» y «Bohème» en la temporada lírica de la célebre Feria, un excelente músico guipuzcoano, director interino del Conservatorio de Sevilla, que iba a presentar el Orfeón Donostiarra bajo las bóvedas góticas del primer templo hispalense, me invitó a actuar excepcionalmente como tenor solista junto a tan excepcional conjunto de voces. Recuerdo que en el ensayo general. José María Pemán, que estaba a mi lado, me dijo que los sevillanos me esperaban en «er do» del «Miserere». Esta nota que termina con un agudo final, gritando «¡Jerusalén!», resume todas las dificultades virtuosísticas de la obra de Eslava, quizás excesivamente melodramática para un Viernes Santo. Sin embargo, tratándose de un tenor italiano famoso, la Catedral se llenó hasta lo inverosímil, como si fuera una «gran gala» del viejo Real de Madrid o de la Scala de Milán.
         Para Sevilla yo era bastante «nuevo» en 1944, aunque hubiera debutado en el Teatro Real de la Villa y Corte en 1921. Y, naturalmente, la muchedumbre, y particularmente la selecta minoría de aficionados a la ópera, deseaban examinarme en las agilidades atrevidas y comprobar si, realmente, poseía las facultades necesarias para asaltar «er do», que no me preocupaba, acostumbrada mi voz a las más altas «tessiture» de óperas como «Los Puritanos». Pero resultaba lógico que Sevilla exigiera, porque Gayarre había dejado una huella de leyenda. Después, el último que lanzó aquella nota épica fue el inolvidable Miguel Fleta. Todas estas noticias —y más, aderezadas por su culto e ingenioso gracejo— me las fue dando Pemán que, a la postre, me aconsejó pronunciar «Jerusalén» marcando mucho la «jota», y no a la italiana. Afortunadamente para mí, y para satisfacción de los sevillanos, «er do» resultó perfecto, y el encendido lamento de «Jerusalén» no sonó «ye» sino «je» y a Dios gracias —y el disco a que antes aludí es un testimonio— también dejó huella junto al maravilloso Orfeón Donostiarra, al que desearía pudieran escuchar los romanos bajo la cúpula augusta y sacra de la Basílica de San Pedro.
         Pero lo importante no fue el recuerdo que yo pudiera tener en Sevilla por un «do», sino cómo Sevilla se metió en mi corazón perfumándolo de azahares, en aquella Semana Santa, donde, sobre todo, la «Macarena» me fascinó por su sonreír entre lágrimas. Alguien me contó que la Virgen estaba llorando la muerte del vencedor de la muerte y que Sevilla, al verla llorar, se estremeció y gritó: ¡Olé las mujeres bonitas!, y entonces María, levantando los ojos, sonrió. Y con esas lágrimas y esa sonrisa nació la divina «Macarena». Tres lágrimas que forman el triángulo del Amor Divino. Y una sonrisa que es la siempre luminosa, cristalina y transparente de Sevilla y de su espíritu. Cuando la «Macarena» desfila por las calles estrechas y las «saetas» pulverizan el aire de amor en la noche cargada de primavera, hasta las estrellas rutilantes parecen multiplicar en el infinito las sonrisas y las lágrimas de la Virgen de la Esperanza. Por este recuerdo, al cabo de los años, Sevilla, con Roma y Valencia, componen el tríptico ideal de mis amores eternos.
G. Lauri-Volpi
ABC, 21 abril 1967



             Leyendo en el ABC del 28/4/1967 (págs. 80 y 81) la respuesta  de Norberto Almandoz, director del Conservatorio sevillano,  no como  «interino» sino como efectivo, desde 1936 hasta 1964, se esclarece el asunto y añade, además, datos sobre cómo hubo de cantar en una de las funciones José Luis Erquicia, tenor del Coro Easo, ante la negativa de Lauri Volpi a cantar dos días seguidos.

         Muestro a continuación una pequeña recopilación de citas y accesos a recortes de prensa  en que se muestran los principales intérpretes del Miserere en los períodos abarcados por los comentarios anteriores.

             Es cierto que el tenor Miguel Fleta fue anunciado el año  1925 como integrante del elenco de intérpretes del «Miserere en Sevilla» según puede verse en el cartel anunciador, pero también es cierto que el tenor canceló su compromiso y fue sustituido por el tenor Luis Morgado que hubo de acudir desde Badajoz.

             En 1930, el tenor Laborda viene de la Catedral de Vitoria, como lo indican las ediciones del ABC de los días 21/marzo y 18 de abril.

             EL año 1934, es de suponer que por la situación política que sacude España y como es fácil intuir, el «Miserere en Sevilla» no fue interpretado. Sin embargo, pese a las difíciles circunstancias, el año 1935, es interpretado por los grandes intérpretes Cortis y Sarobe.

         En 1938, en plena Guerra Civil, tenemos la noticia de que en Sevilla (Zona Naciona), el «Miserere» fue interpretado por el tenor Villalba.

         En 1940, finalizada la contienda, se anuncian el tenor Badiali y el barítono Melnik. En este año se fundó el Coro Easo, por lo que no fue posible su incorporación al elenco de intérpretes.
         Respecto a la participación de Coro Easo en la Semana Santa de Sevilla, el Padre Donostia, recordando la audición del coro, mezclada con las saetas, se inspiró para la composición de su «Evocación Sevillana».
         El Coro Easo, además de participar en la interpretación del Miserere de Eslava, daba conciertos en localidades próximas en los días que le era posible.

         En 1941, el tenor es De Muro y repite Melnik. Aquí, nos encontramos con la actuación, por primera vez, del Coro Easo, coro de voces graves, ya que las voces blancas, siguiendo la inveterada práctica litúrgica, fue interpretada por los Seises de la propia Catedral. En la prensa se anunció como "Orfeón Easo", y no hago comentarios sobre los recuerdos de un Orfeón de voces mixtas y, además, ¡existe una grabación desconocida del evento!

         Hay que tener en cuenta que anteriormente, las voces blancas, en la Iglesia Católica (y en otras), era interpretada por niños o por castrados, de manera que la sonoridad «original» de las obras religiosas eran interpretadas por niños o «seises».

         En 1942, el «Miserere en Sevilla», será cantado por el tenor Filipeschi y Ramini, junto al Coro Easo y los «Seises», de la Catedral. El artículo del ABC nos indica cómo anteriormente fue cantado por Gayarre, Tamberlik, Mazzini, Viñas e Hipólito Lázaro.

         En 1943 el tenor es Casavechi, el barítono Mongelli, y el coro, sigue siendo el Easo, de San Sebastián, junto a los «Seises» de la Catedral.

         En 1944 fue cuando cantó Lauri Volpi, siendo el bajo Augusto Beuf y el coro no es el Orfeón Donostiarra sino el mismo Coro Easo pero, curiosamente, aparece con el nombre de «Coro Donosti». Para gloria de la ciudad de San Sebastián, existe el Orfeón Donostiarra, pero puede ser conveniente hacer unas precisiones que llevaran al señor Lauri Volpi al equívoco.
        En su origen, los orfeones estaban integrados por hombres, aunque ya en esa época el orfeón era mixto desde hacía tiempo, en ciertos ámbitos se seguía definiendo como "orfeón" al "coro masculino".
        El coro al que nos referimos (Coro Easo) tomaba el nombre de la ciudad de su origen: San Sebastián, también llamada Easo y Donosti.
        

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Grabado en estudio, Sevilla, 1973

01 Christus factus est (tenor y coros) - 02 Miserere (tenor y coros) - 03 Amplius (contratenor y coros) - 04 Tibi soli (tenor y coros) - 05 Ecce enim (bajo y coros) - 06 Audi lui (coros) - 07 Cor mundum (coros y orquesta) - 08 Redde (tiples) - 09 Libera me (bajo y coros) - 10 Quoniam (coros) - 11 Benigne (tenor y coros) - 12 Tunc imponent y conclusión
                     
Francisco Ortiz (tenor) - Julio Catania (bajo) - Diego Romero Álvarez (contratenor) - Pedro Javier Ecay (tiple) - Oscar Alonso Pagola (tiple) - Asociación Coral de Sevilla - Agrupación Coral de Valverde del Camino - Orquesta Sinfónica de Sevilla - Dir.- Luis Izquierdo


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